Este es un artículo de opinión personal del autor. No representa la opinión del Comité Cantonal de Deportes y Recreación de El Guarco, la Asociación Guarqueña de Ajedrez ni la Federación Central de Ajedrez.
Autor Alexis Murillo Tsijli
Juegos Virtuales Estudiantiles, la respuesta del Ministerio de Educación Pública de la República de Costa Rica para poder realizar su programa de Juegos Deportivos Estudiantiles. El año pasado, el 2020, el ajedrez mostró su potencial para adaptarse a la virtualidad, o sea, a llevar sus actividades de entrenamiento y competición al mundo "en línea", con un sinnúmero de plataformas y otros recursos. El éxito del ajedrez virtual del año 2020 ha continuado durante este año 2021 con una masiva participación de estudiantes de educación primaria y secundaria. El ajedrez muestra músculo, a pesar de que a algunos todavía nos parece que no ha despertado del todo: quizá este punto sea tema de una futura entrega.
Para empezar, quisiera manifestar mi felicitación por la excelente labor de Oscar Angulo Cubero, quien ha coordinado muy bien la organización de una competición que, por los números, parece una labor abrumadora.
Sobre los detalles administrativos, me parece que es un acierto que en lugar de los trámites normales de inscripción, que se han caracterizado por ser marcadamente burocráticos y a veces hasta arbitrarios se haya optado por una inscripción directa por parte de los interesados por participar. Esto ha logrado abolir de plano algunos de los problemas de los que he sido testigo a lo largo de los años. Por ejemplo, excesivo poder de los directores de las instituciones educativas, quienes muchas veces decidían de manera antojadiza poner obstáculos y hasta obtruir completamente la inscripción de los estudiantes en estas justas, cercenando su derecho de participación. El colmo es que se presentaban casos en los cuales el director de una institución educativa simplemente engavetaba o tiraba a la basura la convocatoria para la participación de los estudiantes en estas justas. Que su firma y el sello de la institución debían estar en los formularios de inscripción les daba un poder especial sobre un programa en el que simplemente muchos no creen y lo ven como una pérdida de tiempo y recursos. Otro ejemplo se encuentra en la imposición de una fecha única de inscripciones por disciplina en las direcciones regionales, algo que evidentemente producía un irrespeto local ante las autoridades centrales del Ministerio de Educación donde se definen plazos razonables para estos trámites.
Que el trámite sea en línea, directamente realizado por el interesado, con el único requisito de estar matriculado en alguna institución educativa, ya sea pública o privada, es simplemente un empoderamiento que era necesario brindar al estudiantado. Sea en deporte o en cualquier otra actividad extracurricular.
Sobre los trámites de inscripción en Juegos Deportivos Estudiantiles, tengo experiencia acumulada durante muchos años. En primer lugar como entrenador de ajedrez de diversos comités de deportes (Moravia, Cartago y El Guarco). Tengo claro que no es función directa de un entrenador de un CCDR intervenir en estos procesos. Pero recordemos que la principal función de un entrenador deportivo en un CCDR es la de preparar y hacer competir a los jóvenes cuyas edades normalmente son menores de 18 años, aunque el límite llegue hasta los 20 años. No quiero extenderme en el punto sobre las dificultades que atravesamos los entrenadores cuando nuestros jóvenes atletas llegan a la transición de educación primaria a secundaria. Y tampoco en la debacle en el número de participantes cuando ya llegan al quinto años de educación secundaria o si ingresan a instituciones de educación técnica. El punto es que nuestros jóvenes ajedrecistas son por regla general, por dicha, estudiantes. Y si queremos que tengan competición constante, todos los entrenadores de un CCDR que sean medianamente responsables también intentarán al menos llevar la información a los jóvenes ajedrecistas para que compitan en Juegos Deportivos Estudiantiles. Es en esos casos en los que yo me encontraba con las manos atadas, sin poder ayudar cuando los estudiantes chocaban con el muro formado por el director de su institución educativa que no quería hacer la inscripción. Yo solamente podía decirles que exigieran su derecho de participar, a veces con éxito, pero no la mayoría de las veces. También tengo experiencia con una veintena de instituciones educativas en las que he sido profesor o instructor de ajedrez, a lo largo y ancho de la Gran Área Metropolitana. Por supuesto, en esos casos sí podía encargarme de las inscripciones directamente. Porque tenía el beneplácito del director o de la directora. Era parte de lo que se esperaba de mi parte, dentro de mis funciones. Përo ese es el otro lado de la moneda.
Concluyo esta parte reiterando lo siguiente: enhorabuena que la inscripción directa en línea permite a los estudiantes participar en los programas que ellos eligen y a los cuales tienen todo el derecho de acceder.
El segundo punto que deseo abordar es hacer énfasis en que este programa de Juegos Deportivos Estudiantiles y por tanto su versión Juegos Virtuales Estudiantiles, son un programa que pertenece al Ministerio de Educación Pública. Es educativo, es recreativo y es competitivo. Puede tener el apoyo de empresa privada como patrocinadora, de particulares, de federaciones. Los grupos organizados, los CCDR y sus entrenadores, las asociaciones deportivas y demás, pueden tener mucho interés en la participación de los jóvenes a quienes cobijan. Pero a fin de cuentas, en esta particular competencia, son los estudiantes representantes en primer lugar de su institución educativa y en segundo lugar de su Dirección Regional, que es una división administrativa del Ministerio de Educación Pública. Por tanto, aunque es loable que cada asociación o cada comité de deportes se sienta orgulloso de la participación de sus atletas, se debe respetar este desdoblamiento de la representación. Se felicita a los jóvenes sobre todo por su individualidad. Se les felicita por representar a su institución educativa. Se les felicita finalmente por su valioso aporte a una Dirección Regional y su posible participación en una etapa final de Juegos Deportivos Estudiantiles. Y todos nos congratulamos que también pertenecen a nuestras organizaciones, que son nuestros alumnos y que forman parte de nuestras asociaciones. Pero es muy importante separar el grano de la paja. Porque también hay muchos jóvenes que participan en los juegos estudiantiles que no están integrados ni total ni parcialmente en nuestras organizaciones, sean CCDR o Asociaciones. Son jóvenes sobre cuyos resultados no corresponde más que expresar admiración y felicitarles. Puede ser que se les ofrezca también la posibilidad de integrarse a estos grupos organizados. Pero no podemos de ninguna manera apropiarnos indebidamente de su sudor, su tiempo, su dedicación y menos de su propio éxito.
Así, paso a exponer el tercer punto que me parece merece mucha atención. Probablemente este punto también sea un poco más controversial y merecedor de mayor debate. Se trata del cuidado que debemos tener con la toponimia y la nomenclatura. Se debe tener mucho cuidado con la manipulación del lenguaje, que a fin de cuentas termina siendo uno de los instrumentos de control ideológico y por lo tanto político. Supongo que no se me puede acusar si empiezo por cuestionar la propia nomenclatura que se usa en la división regional del Ministerio de Educación Pública. Este debate no es nuevo. Hace ya muchos años que los analistas políticos y los expertos en regionalización critican tanto la división por regiones del Ministerio de Planificación, que supuestamente es de acatamiento obligatorio por parte de todas las instituciones estatales, pero cuyo cumplimiento es omiso. Recuerdo también de mis años de estudiante de Ciencias Políticas la importancia que en el análisis de lenguaje se le debe dar a lo que se denomina "niveles de lenguaje", algo que ayuda mucho a resolver aparentes contradicciones o paradojas. En efecto, la Dirección Regional de Cartago no corresponde ni a la provincia de Cartago ni al cantón central de la provincia. Es una dirección que se extiende parcialmente por la provincia sin abarcarla toda: incluye al menos al cantón de El Guarco, al cantón de La Unión y al cantón de Paraíso. La Dirección Regional de Turrialba, por ejemplo, cubre otra parte de la provincia de Cartago y si no me equivoco al cantón de Juan Viñas. El tama adquiere mayor relevancia a la hora de definir el alcance de los comités de deportes, que deberían limitarse al territorio de la municipalidad a la cual pertenecen, ya que constitucionalmente son las municipalidades corporaciones territoriales. Tal vez todos hemos sido testigos o hemos escuchado sobre la imposibilidad de una municipalidad de arreglar una calle por completo porque solamente una fracción está dentro de su cantón. O que un camión recolector de basura no realiza esa función en una esquina determinada, porque no pertenece a su cantón. Es claro que las asociaciones, que son organizaciones de derecho privado sin fines de lucro, no tienen esa limitación territorial por imposición legal sino por lo que pueda establecerse en sus estatutos. Pero en la práctica, es común que una asociación deportiva concentre sus esfuerzos para impulsar la práctica de su disciplina en un territorio más o menos definido por el CCDR con el cual tiene mayor vínculo.
Esto me lleva a otra consideración. En las instituciones educativas que conforman a las Direcciones Regionales se pueden encontrar estudiantes que tienen domicilio permanente en sitios geográficos completamente diferentes. El único vínculo geográfico y social que tienen con esa región es su asistencia a esas instituciones educativas. Dejo aquí planteado el tema.
Espero que las ideas aquí planteadas sirvan para que todos los que estamos involucrados con la formación de los jóvenes meditemos sobre nuestro verdadero rol y las limitaciones de nuestras funciones. Tal vez esto sirva para poder establecer los mejores mecanismos de cooperación que sean necesarios, pero también las limitaciones puramente legales o que pueden ser simplemente normas de etiqueta que permiten que nos concentremos en lo que realmente nos toca hacer (lo cual optimiza la utilización de recursos escasos), y dejemos de hacer lo que no nos corresponde (lo cual nos lleva a dejar de hacer lo que sí nos corresponde). Supongo que todo lo expuesto podría servir para que todos nos concentremos más en las labores que sí nos pueden ayudar a crecer. Esto nos permitirá diferenciar a las acciones que constituyen una verdadera colaboración de las que son intromisiones descaradas en nuestras propias labores. Lo que beneficia al ajedrez y a los ajedrecistas de lo que son objetivos políticos retorcidos fuera de lugar. No solamente en Cartago sino en todo el territorio nacional.